Astrología y Libertad
Como ciencia de las influencias intrasistemáticas (del Sistema Sola) e intersistemáticas que es –o que está destinada a ser- la Astrología ofrece la posibilidad de comprensión y medición de un orden universal, abriendo los ojos para el vislumbre de un esplendoroso cosmorama.
Hoy todavía, no obstante, en el mundo exotérico, raramente va más allá de la catalogación de las repercusiones de tales influencias en la personalidad, raramente abandona los dominios condicionantes de los niveles de la forma física o psicológica. (Por eso mismo, además, solamente son considerados todavía, en la Astrología común, cuatro de los siete elementos cósmicos señalados por la ciencia oculta. Oportunamente, los tres elementos restantes, más sutiles, comenzarán a tener un lugar en las ponderaciones de los ast´rlogos.)
Es normal la limitación presente, porque es todavía en los niveles de la personalidad donde se encuentra focalizada, enredada y plenamente acomodada la gran mayoría de la Humanidad. La comprensión de los mundos superiores –de los planos de la libertad espiritual-, incluso para la mayoría de los más avanzados entre los hombres, apenas se encuentra en sus primeros pasos, en un estado poco más que embrionario. Simultáneamente, también en los dominios de la Astrología son enormes las dificultades con que se topan los pioneros que se atreven a comenzar a avanzar por los caminos de una concepción transpersonal. Reparad que digo, apenas, “comenzar a avanzar” y, no obstante, eso ya representa mucho.
La libertad coincide con el orden universal –en el que radica y encuentra plena expresión- cuando la consciencia de unidad (o la experiencia real del Amor) irrumpe en el ser humano. Éste, entonces, empieza a vivir conscientemente como alma, como alma que despertó en los mundos de la forma. Consecuentemente, la ponderación de las influencias astrológicas deberá, a partir de ese momento, focalizarse en los niveles del alma. Basada en parámetros y coordenadas de mucha mayor amplitud de los que ahora se reconocen (pero de los que los pioneros en el campo de la Astrología esotérica y transpersonal ya van vislumbrando sus contornos), se volverá una ciencia sobre las oportunidades de evolucionar y servir que el individuo libre y conscientemente puede aprovechar.
Es de algún modo verdad que la Astrología focalizada en los dominios de la personalidad presupone un escaso margen de libertad concedida al hombre. Sin embargo, la crítica que, en esos términos se le hace frecuentemente, confunde la causa con el efecto. En verdad, el ser humano que se limita a vivir la existencia de la personalidad, que casi es completamente dominado por la forma y es conducido por el juego de las apariencias, de los fenómenos y de los impactos externos, dispone de muy poca libertad; consecuentemente, no se le puede reconocer lo que no tiene.
En cuanto a la Astrología del Alma (y, con mayor razón, la Astrología del Espíritu que, no obstante, está a inmensa distancia de las capacidades cognitivas humanas), incide en los planos donde el hombre está libre de la esclavitud de la materia y de las formas astralmentales aprisionadoras. Se asentará, pues, en una maravillosa armonía de orden y libertad, de acuerdo con las premisas que hemos expuesto. La verdadera libertad y el verdadero orden no se excluyen; por el contrario, se presuponen y coinciden, en una plena inclusión.
En consonancia con el antiguo aforismo “Conócete a ti mismo” –eternamente válido porque el conocimiento real del Yo implica el acceso a los niveles donde se vislumbra la unidad y donde se vive la comunión de todo cuanto existe-, esa nueva Astrología de la que hablamos será, de manera creciente, una experiencia interna y una sabiduría pragmática de cada uno.
Por lo demás, permítannos que no es completamente respetuoso de la libertad de todo ser humano la costumbre generalizada de tomar la iniciativa de preguntar datos personales para hacer un estudio y una catalogación en términos astrológicos, tanto más cuando, frecuentemente, la respuesta (la concesión de esos datos) es dada de forma constrictiva o, posiblemente, en la ignorancia del fin al que se destinan. Es importante que la iniciativa de dar a conocer esos datos parta del interesado, con la más absoluta libertad. Daos cuenta que vuestras apreciaciones son todavía demasiado falibles y que os arriesgais a dar demasiada importancia a presupuestos distorsionados, que os conducirán a prejuicios erróneos. Acordaros también que el ser humano es todavía demasiado superficial, “inmediatista” y separatista (particularmente cuando se apresura a criticar) para que no se deba ser reticente al intentar penetrar en la intimidad de cualquiera. La discreción es una señal de madurez y de respeto, a sí mismo y al prójimo.
Mientras, la más excelsa de las vertientes astrológicas (y que en el futuro llegará a ser la predominante) es aquella que estudia la influencia en las grandes unidades colectivas: la humanidad, el planeta, el sistema solar y, en un tiempo lejano, sistemas aún más vastos y abarcantes…
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