Helena Blavatsky – A Sabiduría Universal
Consideramos el que haya existido alguien como Helena Petrovna Blavatsky un motivo de legítimo orgullo para la Humanidad y, en particular, para aquellos que (como nosotros) defienden y se esfuerzan por fundamentar y dignificar ideas semejantes a las que ella tan sabia y profusamente expuso.
De hecho, es imposible que alguien, dotado de conocimiento, de memoria y de respeto, pretenda trabajar en el campo del Esoterismo (del Esoterismo como Ciencia y Filosofía universal y, no, como vergonzoso lodazal de tontas y disparatadas supersticiones) sin prestar su tributo de gratitud y de homenaje a la primera de todos nosotros – por su pionerismo, por su indómito coraje, por su titánico sacrificio, por su sabiduría casi sobre-humana -, por lo menos en lo que respecta a los últimos siglos.
Sabemos que, años después de Helena Blavatsky haber comenzado a lanzar las ideas que le incumbía exponer, aparecieron algunos sustentando que ya hacía mucho que las conocían (simultáneamente haciendo apología de la superioridad de su particular civilización); se trata de la vieja historía de la reacción al "huevo de Colón". ¡Qué pena!, diremos nosotros, que "aquellas eminencias mediocres" (y todas las otras que, a lo largo del tiempo, tuvieron la misma deshonestidad, en circunstancias semejantes, aunque con diferentes víctimas) no hubieran hablado un poco antes, ahorrando todos los tormentos a quien se prestó a dar los primeros pasos, en medio de de los más crueles vituperios…
Helena Petrovna Hahn (el nombre Blavatsky le advino de un matrimonio que, a su pesar, celebró a los 17 años) nació el 31 de julio de 1831, en Ekaterinoslav, al Sur de Rusia. De noble ascendencia social, era nieta de la princesa Elena Dolgorouki, terminó sus días en precaria situación económica, debido a las grandes sumas que canalizó para la obra teosófica, así como a su vida peregrina y aventurera. Viajó un poco por todo el mundo, buscando experiencias, conocimientos y contactos que fueron a revelerse preciosos e indispensables para la magna tarea a la que se dedicó. Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Grecia, Turquía, Estados Unidos de América, Canadá, Méjico, Perú (ver su curiosa referencia en "Isis sin Velo", Vol II, Cap. XV), Palestina, Egipto, Persia, Sri Lanka, India, Tibet fueron solamente algunos de los puntos geográficos donde pasó partes de su vida. Partió de este mundo (físico) el día 8 de Mayo de 1891, en Londres, serena y lúcidamente. Parafraseando la Apología de Sócrates ("Fedón"), de Platón, bien merece que, a propósito, se diga: "Tal fue el fin de la mujer de quien podemos decir que fue la mejor y más sabia, no apenas de su generación como, probablemente, de muchas y muchas".
Los 60 años de su existencia parecen contener mucho más de lo que podría caber en 60 vidas ordinarias. Es imposible, en un simple artículo, transmitir algo más que una limitadísima y parcial visión de su obra y de su carácter.
La Sociedad Teosófica
Comencemos por la obra. En 1875, junto con Henry Steel Olcott, prestigioso coronel americano que había conocido un año antes, con William Quan Judge y con un pequeño grupo, formó la Sociedad Teosófica, cuya sede fue inicialmente en Nueva York pero que, poco después, fue transferida para la India, donde aún hoy se mantiene. La Sociedad tiene, actualmente, secciones nacionales en 47 países y los siguientes objetivos (nobles, elevados y absolutamente pioneros en la época en la que fueron definidos):
- Formar un núcleo de Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de razas, creencias, sexo, casta o color.
- Promover el estudio comparado de las Religiones, Filosofías y Ciencias.
- Investigar las leyes inexplicadas de la Naturaleza y los poderes latentes en el hombre.
La Sociedad Teosófica (ST) adoptó como lema: satyât nâsti paro dharmah. Esta frase en sánscrito puede, muy significativamente, ser traducida por "No hay religión superior a la (de la) Verdad", pero la palabra Dharma tiene otras traducciones y significados posibles además de "religión", como los de "deber", "ley", "virtud", "práctica"… (Sobre el profundo concepto de "Dharma", se puede leer la bellísima obra, con ese mismo nombre, de Annie Besant).
Helena Petrovna Blavatsky (H.P.B.) nunca quiso ningún cargo directivo en la Sociedad. El Coronel Olcott (íntimo compañero de los ideales y del trabajo de H.P.B.) fue su primer Presidente, sucediéndole en 1907, Annie Besant (la gran heredera del pensamiento y obra esotérica de H.P.B., de acuerdo con la legitimación mismo por ésta transmitida. Su rarísima estatura espiritual y humana bien justifica que se le consagre un futuro número de "Vidas Mayores"). No obstante, fue Helena Blavatsky, la gran pionera, filósofa, científica, investigadora y escritora, que permitió que la Sociedad surgiese, se afirmase con el valor intrínseco de sus principios y de sus estudios, y alcanzase una extraordinaria repercusión en el pensamiento humano. No cabría en el ámbito de este artículo demostrar o incluso dar ejemplos del impacto ejercido por la Soc. Teosófica en los círculos científicos, filosóficos y artísticos, la contribución dada para el progreso de las nociones de ecumenismo, de fraternidad universal y de una Tierra Una, el notable impulso dado en el respetuoso estudio de las tradiciones culturales, religiosas, filosóficas y científicas de todos los pueblos; pero no queremos dejar de decir que se cometen injusticias u omisiones criminales cuando tales hechos son escamoteados (lo que tan frecuentemente ocurre). Por nuestra parte, jamás podríamos incurrir en esa falta.
La Insigne Escritora
Esta fuera de duda que muchas y maravillosas simientes fueron lanzadas oralmente por Helena Blavatsky, tantos y tan respetables son los testimonios sobre sus brillantes conversaciones acerca de los más profundos temas filosóficos, científicos y religiosos; no obstante, para la historia, queda principalmente el registro de su obra literaria. Además de innumerables artículos y escritos sueltos (que se fueron reuniendo en antologías, de las cuales se destaca "Five Years of Theosophy", "A Modern Panarion" y "H.P. Blavatsky Collected Writings"), siete libros salieron de su pluma: "Isis sin Velo", "La Doctrina Secreta", "La Voz del Silencio", "La Llave de la Teosofía", "Glosario Teosófico" (que incluye apuntes de otros autores posteriormente acoplados), "En el País de Las Montañas Azules" y "Por Grutas y Selvas del Indostán".
Los cinco referidos en primer lugar pueden, justamente, ser considerados obras-primas de la espiritualidad (o, tal vez mejor, de la ciencia espiritual). Mientras, reconociendo el interés y la grandiosidad de "Isis sin Velo" (con 4 extensos volúmenes) y todo cuanto hizo despertar; reconociendo la joya maravillosamente inspiradora que es "La Voz del Silencio" (hace poco, objeto de una reedición en lengua portuguesa envuelta en ajenas consideraciones introductorias que consideramos, en lo mínimo, lamentables y aparentemente tendenciosas); reconociendo la importancia elucidativa y clarificadora de "La Llave de la Teosofía", reconociendo la utilidad, la magnitud y la sugestiva riqueza del "Glosario Teosófico", reconociendo todo eso, decíamos, nada se puede comparar con "La Doctrina Secreta". No podemos concebir libro de mayor vastedad (no sólo por las cerca de dos mil páginas…), de mayor fulgor, de mayor profundidad, de mayor abarcadura y universalidad, de mayor fascinación e interés – en lo que es explícito, en lo que deja entre líneas, en las puertas que abre, en las pistas que invita a investigar; difícilmente podemos imaginar otra mujer (u hombre), que no H.P.B., capaz de escribirlo.
La Doctrina Secreta
La "Doctrina Secreta" es, de manera sublime, imperfecta. Es "imperfecta", en el sentido de (necesariamente) inacabada, de tan amplia la perspectiva que abre al mundo. No pretendió, jamás, ser una presentación completa de la "Verdad". Citando a Montaigne, escribió H.P.B. al finalizar la introducción de la obra: "Hice apenas un ramillete de flores escogidas…". Es también "imperfecta" porque en su poderosa síntesis, son tantos los temas que se van desdoblando, son tantos los abordajes que se entrecruzan – en un sistema universal, donde todo está relacionado con todo -, es tanta la materia discutida, es de tal modo pionera y sorprendente para la época (tratando con la limitación de las palabras existentes para expresar la Sabiduría que parece no tener fin), que sería imposible del todo presentar partes perfectamente delineadas y ordenadas. Podemos imaginar la tormentosa labor de Helena Blavatsky para expresar y dar cierta orden a los chorros incesantes de su inagotable Conocimiento.
Nos extenderíamos demasiado en este artículo si citásemos pasajes de "La Doctrina Secreta" mínimamente suficientes para ilustrar su grandiosidad y la cantidad de temas pesquisados y de perspectivas presentadas. Nos da pena que sea así, dado que son tantas (¡tantas, tantas!) y tan magníficas, profundas y sublimes todas las que se nos ocurren al instante y las muchas más que vendrían después. Nos consuela, sin embargo, el hecho de que en muchos números de esta revista tendremos ocasión de citarla (a H.P.B. y especialmente a la Doctrina Secreta).
Un Himno a Sophía
De cualquier manera, no dejaremos de decir que el subtítulo de la obra – síntesis de la ciencia, de la religión y de la filosofía – está plenamente justificado. Efectivamente, la amplitud de las exposiciones y de las discusiones de orden científico, religioso y filosófico es extraordinaria e, incluso, incomparable. Jamás dejamos de asombrarnos con la vestedad de la sabiduría de la que Helena Blavatsky puede llegar a ser depositaria y portadora.
Podemos comparar "La Doctrina Secreta" a una sinfonía. Innumerables temas se desenvuelven y entrecruzan, surgen, van creciendo, y luego parecen desaparecer, para elevarse otros igualmente fascinantes; entre tanto, aquellos son retomados, más adelante, de modo aún más pujante y suntuoso. Como si fueran los varios instrumentos de una orquesta, H.P.B. recurre a argumentos metafísicos, filosóficos, religiosos, científicos, históricos, arqueológicos, geológicos, fisiológicos, astronómicos, filológicos y etimológicos; introduce un copioso montón de citas de gran diversidad (factor asombroso, teniendo en cuanta la escasez de su biblioteca y la rareza de muchas obras transcritas…); evoca y se apoya en los textos, en los principios, en las enseñanzas y en las terminologías de las tradiciones religiosas, filosóficas, simbólicas y "mitológicas" de los más diversos y diferentes pueblos – en un himno entusiasta al más vívido y demostrado universalismo. (Cuando, aún hoy, personas consideradas cultas desconocen o son incapaces de valorar sin prejuicios cualquier otra religión aparte de aquella en la que fueron criados en su "aldea", vale la pena recordar las palabras de H.P.B., hace más de 110 años: "La Filosofía Esotérica concilia todas las religiones, las desnuda de sus ropajes humanos externos y demuestra que la raíz de cada una de ellas es la misma de todas las demás religiones").
Algunos de esos términos, especialmente orientales, relevantemente en sánscrito, pueden parecer, inicialmente, extrañas y casi indescifrables. Sin embargo, a medida que su significado se va desvelando por la comprensión del sentido y de la coherencia global del texto; a medida que en ellas encontramos el medio de acceder a una realidad que va desdoblándose y profundizando cada vez más, hasta saciarnos y (serenamente) exaltarnos con su majestuosa riqueza; a medida que Parabrahman (1), Mulaprakriti (2), Purusha (3), Shakti (4), Svabhavat (5), Fohat (6), Akasha (7), Vishwakarman(8), Twashtri (9), Anupapadaka (10) y otros innumerables términos se van haciendo familiares e inmediatamente puntos de referencia, entonces es cuando toda la fuerza, toda la ciencia, toda la belleza, toda la concepción insuperable de la obra puede ser entendida. Cada nuevo término a cuyo significado penetramos, es un nuevo instrumento que comenzamos a oir en el gran concierto; cada parte de la gran síntesis para la que dirigimos nuestra atención, es más un tema que se introduce en la gran sinfonía; cada nueva sutil alusión a que nos disponemos a recorrer el camino señalado, es una nota altísima para cuya longitud de onda nuestros oídos se vuelven sensibles.
Aún hoy se discute la realidad (o tipo de realidad) de los Mahatmas – Maestros de Sabiduría (universal) y Compasión – de los que H.P.B. se confesaba discípula y de cuya existencia doy testimonio. No tenemos, claro, el derecho de intentar impedir a quien quiera que sea tener dudas u opiniones discordantes; sin embargo, no creemos que cualquiera que esté exento de prejuicios, de fanatismo y de "espíritu de secta" (mismo que muy respetada en las conveniencias sociales) y que haya, verdaderamente, leído por completo "La Doctrina Secreta" – cosa que no hizo la (casi) totalidad de sus adversarios – pueda no reconocerla como obra (casi) sobre-humana.
Una Naturaleza Titánica
Dejamos más para el final la caracterización psicológica de Helena Petrovna Blavatsky. Las personas pasan y las obras quedan (si ellas existen, como es el caso) y, por eso, destacamos más su trabajo que a H.P.B. como persona. ¡Qué podemos decir! Que ella era hipersensible, atormentada y casi salvaje. Hipersensible – como invariablemente son los grandes genios que brillan en el medio estancado y de bajo voltaje de la humanidad común. Atormentada – porque sólamente con el sublime tormento de la creación se pueden edificar las obras realmente valiosas. Salvaje – como todos los que se elevan por encima de las mediocres convenciones sociales y de los chalecos de fuerza de los modelos intelectuales pre-fabricados.
Detestaba la hipocresía, los prejuicios, la estrechez mental, la vulgaridad erigida en autoridad; se salía de todos los cánones establecidos, que le aburrían y le hacían perder la paciencia; era tenazmente luchadora y, sin embargo, capaz de la más tierna y fraternal amabilidad; entendía que sólo extirpando la raíz de la ignorancia y del egoísmo humano (causas de todos los males) se podría superar la miseria y el sufrimiento pero también era sensible a la filantropía más inmediata y objetiva (por ejemplo, fundó en Londres un club para ayudar a las trabajadoras en situaciones deplorables); "se relacionaba con sus discípulos de muy diferente manera con unos y con otros, adaptándose con escrupuloso cuidado a sus distintos temperamentos. Como instructora, tenía una maravillosa paciencia y explicaba el mismo asunto una y otra vez en todas sus posibles perspectivas" (en "Autobiografía de Annie Besant").
En la Introducción de su obra "Old Diary Leaves" (Hojas de un Viejo Diario – Historia Auténtica de la Sociedad Teosófica), Henry Steel Olcott hace una síntesis de la naturaleza impar y difícilmente catalogable de Helena Blavatsky, preguntándose: "¿Hubo alguna vez una criatura humana tan completa como esta misteriosa, fascinante e iluminadora H.P.B.? ¿Dónde encontrar una personalidad tan notable y dramática que mostrase tan claramente la bipolaridad de lo humano y de lo divino?".
Algunos rasgos de la naturaleza de Helena Blavatsky pueden parecer casi desconcertantes pero es preciso comprenderla: quien ningún otro peso lleva en su existencia sino el de las pequeñas cosas banales, puede permanecer en la inconsciencia del contentamiento con su normalidad y hasta, quizás, con su supuesto auto-control; sin embargo, soportar la carga que H.P.B. tenía sobre sus hombros y además ver su genio y pionerismo incomprendidos y humillados por la mediocridad triunfante que le rodeaba, es una cosa que el hombre común ni siquiera puede imaginarse – cuanto menos caminar con ese peso sin algunos zigzags y algunos gemidos de cansancio. Así, ¡qué maravillosa fuerza y qué tremendo auto-control el de H.P.B. para poder equilibrarse, perseverar y construir, construir, construir¡
Entre tanto, los grandes propulsores de la evolución humana siempre vieron levantarse contra sí las voces y la furia de los intereses instituídos, de las posiciones cristalizadas, de las mezquinas conveniencias. H.P.B. no huyó a la regla y su naturaleza hipersensible e hiper-energética "sufrió los tormentos del infierno" con todas las calumnias, persecuciones e injusticias de las que fue objeto. Además de varios tipos de difamaciones; algunas de una bajeza indecible – que no sólo eran infundadas, como también eran elucidativas en relación al carácter ruin y malévolo de sus fanáticos detractores -, se sustentó que no era nada más que una hábil manipuladora de hombres, por eso, únicamente, "digna de quedar en la historia".
En cuanto a esta última acusación, nos permitimos hacer nuestras las palabras, hace más de un siglo, por ella publicadas en "Le Lotus" (revista francesa del ramo teosófico "Isis"): "… Efectivamente, una vieja mujer que consiguió, desde su infancia, engañar a todos aquellos que a ella se aproximaban, que durante estos catorce últimos años pudo engañar – pongamos "hipnotizar" – a centenas de hombres inteligentes y decenas de personalidades de la más iluminada sociedad, incluyendo algunos espíritus superiores irreprochablemente reconocidos como hombres de ciencia, ¡una tal mujer merece, de hecho, pasar a la historia – y sus víctimas con ella, nos apresuramos a añadir!".
El Precioso Legado
Fueron, verdaderamente, marcados o influenciados por su obra estadistas como Gandhi (que sólo por la influencia de H.P.B. y Annie Besant comprendió la dignidad de los valores hindúes), Rutherford Hayes (Presidente republicano de los Estados Unidos de América entre 1877 y 1881) y Henry Wallace (Vice-Presidente demócrata del mismo país 60 años más tarde); músicos como Scriabin (miembro de la ST), Mahler y Sibelius; pintores como Gauguin, Mondrian, Kandinsky, Paul Klee o Nicholas Roerich; poetas como William Yeats (miembro de la ST), George Russell, T.S. Eliot y Fernando Pessoa (por mucho que a algunos contraríe…); escritores como Bernard Shaw, Maurice Maeterlinck y Jack London; psicólogos como William James, Jung y Gustav Fechner (Léase, sobre Fechner, su demostrado encuentro con uno de los Maestros de H.P.B., referido en el Cap. XIV del libro "The Mahatmas and Their Letters", de Geoffrey Barborka), científicos como Thomas Edison (miembro de la TS), William Crookes (idem), Flammarion (que, incluso, fue Vice-presidente de la misma Sociedad), Robert Millikan, Marconi, Rupert Sheldrake, David Böhm, Robert Oppenheimer y Albert Einstein y tantos, tantos otros elementos ilustres…
Ante la grandeza de Helena Blavatsky, tenemos el deber de honrarla y demostrar que no vivió, luchó y sufrió en vano; tenemos el deber de pasar de la creencia negligente y perezosa a la ciencia de la religión-sabiduría y de pasar del sectarismo al universalismo; tenemos el deber de justificar el origen y el destino divino del ser humano, que tan extraordinariamente fundamentó; tenemos, en fin, el deber de ser dignos del precioso legado que nos dejó. No es demasiado fácil cumplir ese deber y, mucho menos, asomarnos a su grandeza. Entre tanto, volviendo a citar al Coronel Olcott ("Old Diary Leaves", Cap. LIII), podemos añadir "…Pero "Está la gloria del Sol y otra es la gloria de la Luna y otra la gloria de las estrellas", de modo, que si no puede haber más que un Sol H.P.B., ni más que una Luna Annie Besant, hay lugar en nuestro cielo para ejércitos de estrellas".
José Manuel Anacleto
Presidente do Centro Lusitano de Unificação Cultural
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Referencias bibliográficas
1. Olcott, H., "Old Diary Leaves – Authentic History of the Theosophical Society", The Theosophical Publishing House, Adyar.
2. Wachtmeister, C. "Reminiscências de Helena Blavatsky e da Doutrina Secreta", Ed. Pensamento, São Paulo.
3. Besant, A."Autobiografia", Ed. Pensamento, São Paulo.
4. Besant, A. "H. P. Blavatsky and the Masters of Wisdom", The Theosophical Publishing House, Adyar.
5. Cranston, S. "Helena Blavatsky: A Vida e a Influência Extraordinária da Fundadora do Movimento Teosófico Moderno", Ed. Teosófica, Brasília.
6. Murphet, H., "When Daylight Comes", The Theosophical Publishing House, Adyar.
7. Varios, "In Memory of Helena Petrovna Blavatsky", Theosophical Publising House, Adyar.
8. Jinarajadasa, C., "Personality of H.P.Blavatsky", The Theosophical Publishing House, Adyar.
9. Jinarajadasa, C., "The Golden Book of the Theosophical Society", The Theosophical Publishing House, Adyar.
10. Ransom, J., "A Short History of the Theosophical Society", The Theosophical Publishing House, Adyar.
11. Barborka, G., "H.P. Blavatsky, the Light-Bringer", The Theosophical Publishing House, Adyar.
12. Barborka, G., "The Mahatmas and Their Letters", The Theosophical Publishing House, Adyar.
13. Zirkoff, B., "Historical Introductions: How The Secret Doctrine Was Written", The Theosophical Publishing House, Adyar.
14. Keightley, B., "Reminiscences of H.P. Blavatsky", The Theosophical Publishing House, Adyar.
15. Purucker, G., "H.P.Blavatsky: The Mistery", Point Loma Publications, San Diego.
16. Kingsland, W., "The Real H.P.Blavatsky", The Theosophical Publishing House, Londres.
17. "Portugal Teosófico", nº 58, Sociedade Teosófica de Portugal, Lisboa.
18. Blavatsky, H., "A Doutrina Secreta", Ed. Pensamento, São Paulo.
Evidentemente que, en esta bibliografía, sólo podemos indicar obras de autores que conocieron personalmente a H.P.B. y/o, de modo profundo, su trabajo. Sería inadmisible, aunque muchos lo hagan, que nos basásemos en opiniones establecidas en intereses y prejuicios ideológicos (materialistas o de sectas religiosas) en clara oposición a los principios divulgados en su obra ( que leyeron por encima, para sacar partes fuera del contexto y usarlas arbitrariamente). Sería lo mismo, por ejemplo, que hacer una biografía de Kennedy o Clinton con base en las opiniones de Fidel Castro (y vive-versa); que hacer la biografía de Lutero en base a las opiniones de sus contemporáneos Papas (y vive-versa).
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MAGNA EST VERITAS ET PRAEVALEBIT
Notas:
(1) Parabrahman – Literalmente, "superior a Brahmâ (o sea, al temporal y cíclico poder creador de la manifestación, en su polo masculino). El Supremo e Infinito Brahmâ; el "Absoluto". La Realidad sin atributos y sin segundo. El Principio universal, impersonal e innombrable.
(2) Mulaprakriti – La raíz parabrâhmanica, el abstracto principio deífico femenino – la substancia indiferenciada. Literalmente, "la Raíz de la Naturaleza (Prakriti) o de la Materia".
(3) Purusha (o Purucha) – el Hombre Celestial. El Espíritu. El Yo Espiritual.
(4) Shakti (o Sakti) – La energía femenina activa de los dioses. La fuerza y las seis fuerzas de la naturaleza sintetizadas.
(5) Svabhâvat – La materia y substancia del mundo o, mejor, lo que les subyace – el espíritu y la esencia de la substancia. De Svabhâvat procede toda la naturaleza, y a él todo retorna en el final de los ciclos de vida. En esoterismo, es llamado "Padre-Madre". Es la esencia plástica de la materia.
(6) Fohat – Término empleado para designar a la potencia activa (masculina) de Shakti (potencia reproductora femenina) en la Naturaleza. Es la esencia de la electricidad cósmica. Es la palabra tibetana correspondiente a Daiviprakriti, la luz primordial, siendo en el universo en manifestación la siempre presente energía eléctrica y el incesante poder destructor y formador.
(7) Akasha (Akâza o Âkasa) – La sutil, supersensible esencia espiritual, que llena y penetra todo el espacio. Es el Espacio Universal en el que está inmanente la Eterna Ideación del Universo en sus siempre cambiantes aspectos expresados en los planos materiales y de la objetividad. Akasha – o, en otro aspecto, Kundalini – es la electricidad oculta, el alkahest o solvente universal de los alquimistas (en un cierto sentido); es la Anima Mundi en los planos superiores y la Luz Astral en el plano inferior.
(8) Vishwakarman (o Vizvakarman) – "Aquel que a todo crea". Un dios Védico, que personifica la Fuerza Creadora, descrita como el Único "omnividente dios…el generador, el ordenador". Como artífice de los dioses y su armador, es llamado Kâru ("trabajador, artífice"), Takchaka ("carpintero" o "Cortador de madera"), etc.
(9) Twashtri (o Tvachtri) – El mismo que Vishvakarman, el "divino artista (o artífice)", el carpintero y armero de los dioses.
(10) Anupapadaka (o Anupâdaka o Aupapâduka) – Significa "sin padres", "que existe por sí mismo". El que no nació y no fue creado.
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