Ciclos
Toda Manifestación Universal es un proceso de experimentación y vivencia de la diversidad de la Unidad: Durante ese largo instante cósmico (observad bien la aparente paradoja) siempre la Unidad está subyaciendo a cualquiera de las miríadas de formas de exteriorización, impregnando y dirigiendo todas las unidades diversificadas (las unidades menores).
Es esa presencia del Uno en las partes la que asegura, en todo el Universo, la necesaria coherencia. Podemos decir que la coherencia es la integración de un conjunto de asimetrías en un patrón de simetría. Las asimetrías son, por naturaleza, temporales; las asimetrías son síntesis que se consuman en el devenir del tiempo de manifestación.
Podemos decir también que cada Universo (un sistema solar por ejemplo) es simétrico para con sus unidades constituyentes y, no obstante, asimétrico en relación con las macrounidades que están por encima y que a su vez le integran (y siguiendo el mismo ejemplo, un conjunto de sistemas solares con relación a su respectivo Logos Cósmico).
La asimetría es para la simetría como la dispersión es para la coherencia y la diversidad es para la Unidad. El patrón inconmensurable de la Simetría Una desdobla dentro de sí mismo todas las asimetrías y respectivas complementariedades, a través de la Ley viviente de los pares de opuestos –o Ley de las Polaridades-. Entre esos pares de opuestos (pero complementarios) se incluye la dualidad fundamental de Expansión y Retorno, tejida y desarrollada en un universo espacio-temporal donde toda la Manifestación (con todas las sus singularidades sistemáticamente dispuestas) se procesa.
Es en ese patrón cósmico de simetría (de una inimaginable geometría pluridimensional) donde se diseñan y se inscriben las Leyes de los Ciclos y la presencia de los elementos constituyentes de los universos en su mayor esencialidad (sutilidad) o mayor densidad (condensación) en diferentes Planos, así como la más profusa presencia o la menor definición y pujanza relativa a cada uno de los Siete Rayos, de cada una de las Siete Radiaciones fundamentales.
Los intervalos y los períodos de manifestación cíclica de los Rayos (con la pluralidad de significados y cualidades que transportan y corporeizan) no tienen la misma duración ni la misma intensidad y foco de incidencia. La mayor definición o tenuidad de sus contornos y la frecuencia con que despuntan en este inmenso océano de la manifestación universal constituyen objeto del Saber, del Arte, de la Matemática Divina de un Magistral Arquitecto.
Como se sabe, existe una complementariedad específica entre.
- El 1º Rayo de Poder y el 7º Rayo de Ceremonial;
- El 2º Rayo de Amor-Sabiduría y el 6º de Devoción;
- El 3º Rayo de Inteligencia Activa y el 5º Rayo de Conocimiento Concreto.
A su vez, el 4º Rayo, de Armonía de los opuestos, representa la suma y la síntesis (el Noble Camino del Medio) entre las complementariedades de todos los otros. Representa la superficie del espejo donde se refleja y se mira la Divinidad, el Yo Divino o, dicho de otra manera, la Tríada Superior o Trinidad Mayor.
Podreis comprender mejor estas afirmaciones si teneis en consideración que, bajo el punto de vista de su incidencia en los mundos humanos, el 1º Rayo tiene su sede en el Plano Átmico de Voluntad Espiritual, el 2º Rayo emana del Plano Búdico, Intuicional o de Amor Crístico y el 3º Rayo radica y procede del Plano Manásico Superior o Mental Abstracto. Estos tresplanos (Atmico, Intuicional y Mental Superior) son la verdadera morada arquetípica de todas las cosas o expresiones vivientes en los Planos de la Forma, en cuanto que éstos últimos constituyen solamente las sombras o réplicas (los opuestos polares) de la verdadera esencia o realidad. El 4º Rayo se manifiesta desde el punto de encuentro entre los Mundos Superiores y los Mundos de la Forma –el punto de conexión entre la Mente Superior y la Mente Concreta- y se proyecta tanto en el sentido descendente como en el sentido ascendente. Los Rayos 5º, 6º y 7º fluyen, en sentido de apertura o ampliación ascendente, a partir del Plano Mental, del Plano Astral (o Emocional) y del Plano Físico Etérico, respectivamente. Así, el 4º Rayo constituye el punto de encuentro entre la Trinidad del Espíritu y la Trinidad de la Forma, entre las Radiaciones de precipitación de la Luz (en esta perspectiva, los tres Rayos Mayores) y las Radiaciones de liberación de la Luz (en esta perspectiva, los 5º, 6º y 7º Rayos).
Se supone que estos dos últimos párrafos no se revelarán de fácil comprensión para muchos. No obstante, incluso para éstos, constituirá un buen ejercicio mental (que abrirá caminos para venideros y más amplios entendimientos) y, simultáneamente, les ofrecerá un atisbo de la vastedad y de la maravilla del tema y de cuán grande y sublime a recorrer es el camino de la Sabiduría. En los gráficos (1 Y 2) adjuntos se ilustra de la forma más clara y completa posible lo esencial de los dicho.
Así, mirando ese esquema, y con las coordenadas antes establecidas, espero que podais concluir, por ejemplo, que el 4º Rayo impregna totalmente –hasta la periferia- las esferas de manifestación. Considerad ahora el caso del 1º Rayo: solo es plenamente activo y solo se manifiesta en su integridad hasta los niveles superiores al 5º Plano (o sea el Mundo Mental). De ahí para abajo apenas tienen lugar expresiones diluídas de esa particular energía cualitativa. Cuanto más elevados son los Planos en los que la manifestación (Cíclica) de un Rayo tiene la sede de donde desciende –en relación a los Rayos 1º, 2º y 3º- o el punto superior hasta donde se eleva –en relación con los Rayos 5º, 6º y 7º-, más corto es el período temporal en el que la expresión (o halo) de su influencia se hace sentir directamente en los Planos más Formales (aunque, desde un punto de vista global, la duración sea idéntica). Como contrapartida, tal incidencia se procesa de modo poderoso e incisivo, comparativamente más concentrado.
Así, los ciclos de incidencia formal del 3º y del 5º Rayo son más largos que los ciclos del 2º y del 6º Rayo y éstos, a su vez, son más largos que los ciclos del 1º y 7º Rayos. Fijaros que, en cada uno de esos pares de complementarios, es coincidente el plano de “partida” (Rayos de aspecto) y de “llegada” (Rayos de Atributo) de las respectivas emanaciones. En cuanto al Rayo 4º, estando su sede de irradiación en un plano más bajo que la de los Tres Rayos Mayores pero proyectándose superiormente el foco de esa irradiación hasta niveles más elevados que los restantes Rayos de Atributo, la duración de su ciclo de incidencia formal es la síntesis (o media) de todos los otros. Tiene, pues, una duración idéntica a la de los períodos cíclicos del 2º y del 6º Rayo, que significativamente son los restantes Rayos Pares con los que, desde otra perspectiva, tiene mayor afinidad.
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