La conquista de la Luz
Más allá de la pequeña visión cubierta por el polvo de las apariencias, éste es un tiempo extraordinario de conquista para la Humanidad terrena. Ella, al fin, levó el ancla y, por primera vez, se soltó de su limitada prisión rumbo a los espacios desconocidos. El hombre ganó alas y empezó a saber que el universo no se limita a la diminuta parcela que rodea su nido.
La conquista de la electricidad, la penetración en el inconmensurable mundo de las energías –y todo lo que de ahí derivó- constituye el símbolo vivo de que la Humanidad traspasó un novísimo Portal.
Su identidad se transfigura a cada momento. Emerge un hombre nuevo – el Hombre Planetario- y se vislumbra la Unidad del Linaje Humano. Este Evento, en una vuelta más alta de la espiral, tiene idéntica importancia a aquél que se registró hace cerca de 18 millones de años y que definió la asunción de la etapa humana. En aquel tiempo, el Altísimo Príncipe y Señor Sanat Kumara voluntariamente asumió el voto de dirigirnos y ampararnos hasta la presente etapa de consolidación de la unidad intrínseca de la Raza Humana.
Entre tanto, ella debería atravesar los tremendos tiempos de la dispersión, el largo, delicado y peligroso tiempo de la inestabilidad, de los desniveles y de las separaciones de las partes constituyentes. Fue también por eso que Sanat Kumara permaneció con nosotros: para evitar el riesgo de la excesiva dispersión y para que la Humanidad consiguiera, como resultado de una larga gestación, la suficiente fuerza cohesiva y fortalecedora capaz de forjar el impulso para avanzar y subir todo el inmenso recorrido de los restantes Planos de la Evolución. El plano físico es tan solo el nivel más bajo en la larga escalera de la Evolución y, no obstante, es en él desde donde nos catapultamos en el camino de retorno.
Hoy, al fin, el colectivo humano evolucionó lo suficiente para sobrepasar esa (¡tan larga!) fase crítica. Esa es la razón por la que Sanat Kumara puede ahora considerarse liberado de Su tarea, de la compasiva alianza que selló con la Humanidad terrestre y con el planeta como un todo.
En verdad el hombre de la Tierra comienza a transponer firmemente las fronteras de la esfera del fragmentario e ilusorio individualismo en el que ha vivido durante milenios y milenios. Por eso, una nueva y pujante energía de unificación está surgiendo de la relación entre los seres.
Este es el inicio de un Gran Ciclo (de aproximadamente de cerca de 25.000 años) del 7º Rayo de Liberación que, a la vez, coincide con un ciclo menor –de cerca de 2.000 años- de este mismo Rayo. La oportunidad de liberación –de los limitados horizontes separatistas- es grandiosa y extraordinaria.
En el Gran Cónclave de la Jerarquía, reunido en 1942, la Humanidad fue interiormente exhortada y estimulada para que, en el período de exactamente medio siglo, sintetizase y materializase los principios y los cimientos que sustentarán el nuevo templo (el nuevo cuerpo grupal) del Nuevo Hombre).
Así, de hecho, se viene andando con celeridad en el sentido de derrotar las distancias, y esa es una vía que conduce a la Unidad. Las consecuencias derivadas de la conquista de la electricidad (con sus múltiples aplicaciones) y a la casi instantaneidad asegurada por los medios de transporte y comunicación (incluyendo el inmenso océano de posibilidades que se abren en los dominios de la informática ) conforman el primer pilar en esta Magna Obra: el de la Ciencia que se reviste de una particular conexión con el 3º Rayo o Aspecto Creador (el 5º Rayo, como sabeis, es subsidiario del 3º Aspecto). Ese fue el primero de los lazos que vienen uniendo colectivamente a los hombres, constituyendo, en su propia génesis y expansión, una empresa fundamentalmente asumida sin fronteras de raza o de nación.
El 2º pilar es de la Etica del Bien Común y de la Solidaridad Colectiva urdido y manifestado en poderosos consensos –ya sean tácitos y puntuales (en grupos pequeños y asilados), o ya sean formal y ampliamente establecidos. En estos últimos se incluyen diversos acuerdos internacionales de Paz, múltiples Organizaciones mundiales de filantropía o fraternidad y algunos Organismos de defensa de los Derechos y de la Dignidad del Ser Humano. A este pilar, corresponde el Aspecto sustentador y cohesivo del 2º Rayo (e Rayo de Amor-Sabiduría).
Ahora, la Humanidad se dirige hacia la edificación del último de los tres Pilares fundamentales a cimentar, el del Poder. Nos referimos al Poder Gobernador y aglutinador de una sola Nación-Tierra, síntesis de todos los pueblos y países voluntariamente unidos, en la comprensión de que solo así es posible vencer la fuerza de retracción que nos retiene en este Abismo (el 7º Plano). Entonces podremos proseguir, con seguridad y coherencia, la larga Marcha Evolutiva y Ascendente que a todos, colectivamente, nos espera. Muchos pasos preliminares se dieron ya y muchos otros se darán….
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