Egrégoras 2
Un verdadero líder espiritual jamás intenta ganar seguidores a través de la fascinación (del astralismo), de condiciones hipnóticas, de seducción personal. En realidad (y sobre todo en la Nueva Era del Rayo de la Libertad), tampoco intenta conducir o crear seguidores de su persona, cuya supuesta autoridad no acostumbra invocar.
Apela, eso sí, a la investigación, al juicio característico de valores universales, al trabajo altruista, a la responsabilidad y al uso ponderado de la libertad de todos y cada uno de los que le rodean.
Por eso, se sentirá naturalmente incómodo con las curiosidades sobre su persona (o incluso sobre su grado evolutivo o sus contactos en los mundos espirituales), con las actitudes de rebaño de seguidores irreflexivos o cualquier tipo de corte de aduladores. Por eso, es totalmente imposible que el fenómeno sectario se desarrolle en torno suyo. Por eso, seguramente que la egrégora que se constituya en su núcleo de irradiación estará, esencialmente, basada en una participación consciente y alineada con el flujo evolutivo.
De ese modo, jamás podrá obstaculizar o estancar las corrientes luminosas. Por el contrario: servirá a su revelación y a su circulación por el mundo.
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