REFLEXIONES SOBRE EL KARMA
Pocos conceptos, en ámbitos espirituales, ejercen tanto impacto como la palabra karma. Este vocablo, importado de la filosofía oriental ha sido y es utilizado constantemente con una mezcla de respeto y misterio, aunque también con excesiva frecuencia, con una ambigüedad que desdibuja su significado.
Pocos conceptos, en ámbitos espirituales, ejercen tanto impacto como la palabra karma. Este vocablo, importado de la filosofía oriental ha sido y es utilizado constantemente con una mezcla de respeto y misterio, aunque también con excesiva frecuencia, con una ambigüedad que desdibuja su significado.
En su más estricta acepción la palabra karma hace referencia a la llamada Ley de Causa y Efecto del Universo. Esta ley de leyes, también llamada de Re-equilibrio, es la piedra angular de funcionamiento de los Planos Manifestados en las coordenadas del Espacio-Tiempo. Según dice la Ciencia Oculta, todo el Universo es una densificación, en diferentes niveles vibratorios, de la Energía Primordial emanada en el mismo instante del nacimiento del Universo (Akasha) , siendo la elasticidad “ una de las características mas prominentes de ese Espacio continente de toda manifestación cósmica”. Por ello se produce constantemente un reequilibrio y ajuste que intenta restaurar las condiciones primigenias. Analógicamente es parecido al efecto de apretar un globo de aire, que al soltarlo automáticamente retomará su forma inicial. Eso es Karma.
Podemos pues definir esta ley como la compensación de los opuestos y todos los Seres y Planos en un Universo manifestado están sujetos a ella (no solo los seres humanos), y así continuara sucediendo hasta que todas las partes dispersas se reasuman en el Absoluto.
Los minerales, plantas y animales tienen karma (aunque diferente al humano), y también los Maestros de Sabiduría, los Regentes Planetarios y los Logos Cósmicos están sujetos a esa ley, aunque con un grado de identificación cualitativamente superior.
Con frecuencia tenemos la tendencia a pensar en el Karma como una especie de ley basada en el premio-recompensa, y eso deja limitada la vastedad de su significado. Cualquier pensamiento, emoción o acción que realicemos crea determinadas causas, que, tarde o temprano, generarán inexorablemente unos efectos. Este proceso es mucho mas abarcante que la simple consideración moral de si lo hecho es bueno o malo. Es literalmente un proceso científico que reequilibra necesariamente una inestabilidad generada por nosotros. Si hemos creado condiciones negativas, bien con la mente, en la emoción o por nuestras actos, la Naturaleza reaccionará, bien en esta existencia, o en otra posterior, poniendo las cosas en su sitio, y eso traerá como consecuencia infelicidad y dolor para nosotros, no como castigo, sino como fricción y oposición, en definitiva como enseñanza que dará lugar a incremento de conciencia, a un mayor impulso a alinearnos de una manera cada vez mas automática con la Evolución. En cambio, si el impacto que producimos en nuestro medio ambiente es positivo, las consecuencias que tarde o temprano recibiremos serán las de una mayor plenitud y comunión con la Vida, no como premio, sino como directa respuesta del Universo a una parte que colabora con Él en Su Perfección.
Hay otro elemento a tener en cuenta, y que con frecuencia se nos escapa. Si tal como hemos dicho la Ley del Karma afecta a todo lo manifestado, nuestra existencia, no se verá determinada de manera exclusiva por nuestro comportamiento, sino que confluirán en ella otros procesos karmicos más globales. En efecto, existen muchos diferentes tipos de karma, y todos nos afectan, con frecuencia de manera más intensa que el individual. Así existe un karma sistémico, inherente al Ser cuyo cuerpo actual de manifestación es el Sistema Solar; existe el karma planetario, que incide en el Logos o Existencia Planetaria, cuya plasmación física es la Tierra, y al cual pertenecemos, “vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”, de la misma manera que cada una de las células de nuestro organismo se ve afectada por nuestro karma individual. Y así hay mas tipos de karmas que nos influyen, como el karma nacional, el grupal, el familiar,… y numerosos tipos intermedios.
Por ello debemos ser conscientes de la tremenda dificultad de poder analizar las condiciones energéticas sutiles que afectan a determinada persona por la simple apreciación externa de sus condiciones de vida o temperamento, o por los hechos o circunstancias que le acontecen en su vida. Incluso podemos llegar a ser injustos, atribuyendo un limitado “nivel evolutivo” o afirmando que tal o cual persona tiene “mal karma”, por el hecho de que esté sufriendo dificultades de cualquier índole. Los tipos de karma colectivo son tan influyentes, y la incapacidad por nuestra parte, de acceder a su nivel de aplicación, nos tiene que llevar a ser prudentes en la interpretación externa de los efectos en las personas.
Asimismo, debemos concienciarnos que el dolor que nos crean condiciones poco venturosas puede ser semilla inestimable para nuestro desenvolvimiento posterior, por lo que no puede llanamente afirmarse que quien sufre tiene “mal karma”, y quien disfruta es a consecuencia de haberse creado condiciones positivas. En nuestro Universo el dolor es el camino más recto para la toma de conciencia del Sendero de Ascensión hacia la Perfección, al menos hasta que el ser humano tome en sus manos la riendas de su destino, autoimponiéndose condiciones que disciplinen sus defectos e imperfecciones y permita manifestar las potencialidades divinas que todos llevamos en nuestra naturaleza.
Finalmente debemos tener presente que en el Universo en general, y en nuestra Humanidad en particular, todo esta interconectado, como en un gigantesco holograma, donde el Todo esta en cada parte y cada parte en el todo. Nuestro destino es común, y por tanto, al final, el karma, el reequilibrio que se aplica a nuestro semejante, es un reequilibrio que nos afecta a nosotros, en lo bueno y en lo malo, por lo que asumir posiciones egoístas, de aislamiento, de exclusivo centramiento en la evolución personal es erróneo, ya que al final todo y todos nos fundiremos en la Unidad, síntesis que no será completa hasta que el elemento más retrasado nos llegue a la meta.
Como alguien dijo, La Justicia Universal, es rigurosa e inexorable, aunque compasiva y amorosa en su ejecución, dando a cada uno solo lo que puede soportar en cada momento, lo que le permite perfeccionarse y caminar hacia un futuro más glorioso.
El Sendero de la Perfección y Ascensión es el sendero del Servicio. En esa abnegación por propiciar en todo y en todos sus rasgos de divinidad está la clave del Ser, donde se encuentra el fundamento de la perfecta compatibilidad entre Justicia u compasión.
CENTRO DE LUZ PARA LA UNIFICACIÓN CULTURAL
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